Dr. Tomás Ayón (R. 1861-1864)
Rector de la Universidad de El Salvador desde 16 de marzo de 1861 hasta 1864. Coincidentemente, su periodo iniciaba 5 años después de la muerte de Juan Lindo, fundador de la UES.
El Licenciado Ayón era de origen nicaragüense, nativo de la Ciudad de Granada, nació el 7 de marzo de 1820; fue de la Universidad de León que recibió su título de Bachiller en Filosofía y después el de Jurisprudencia.
Llegó a El Salvador, en el año de 1840 en donde empezó una carrera fructuosa. En ese mismo año fue nombrado profesor de Filosofía y Gramática Latina en el Instituto de Santa Ana; en 1842 el gobierno lo nombró Auditor de General de Guerra y Asesor del Departamento de San Salvador; en 1846 fue nombrado primer Magistrado del Tribunal Superior de Justicia de El Salvador. Entre los años 1854 y 1856 fungió como Juez General de Hacienda, y trabajo en la enseñanza pública. Fue nombrado catedrático de Práctica Forense, Economía Política, Jurisprudencia Universal y Oratorio del Foro en la Universidad Nacional.
En 1860 el presidente de El Salvador, el General Don Gerardo Barrios, lo nombró Ministro de Gobernación, Justicia, Instrucción Pública y Negocios Eclesiásticos.
Su nombramiento acontece durante la administración del General Gerardo Barrios, como afirma Manuel Durán en su Historia de la Universidad, el Lic. Ayón venía en “sustitución del Lic. Manuel Gallardo que desde septiembre del 59, venía ocupando la Rectoría. El nuevo Rector llegó animado de los más entusiastas propósitos para cooperar con el Presidente Barrios en el engrandecimiento de la nación y de nuestro Instituto”
1861 es particularmente importante pues en este año es que se inauguran las reedificaciones de la Universidad y del Colegio de la Asunción, los cuales habían sido destruidos por el terremoo del 16 de abril de 1854. La Universidad se traslado entonces de la ciudad de San Vicente de nuevo a San Salvador. Resulta interesante considerar las descripciones generales de las nuevas instalaciones: “forma un cuadro casi perfecto, como de cuarenta varas por lado, rodeadote un ancho corredor con macizas columnas de madera distribuidas según las reglas del arte. Por uno de sus costados se comunican con el Colegio…”
No obstante este espíritu entusiasta, en parte promovido por la nuevas y mejoradas instalaciones, el rectorado del Lic. Ayón estuvo atravesado por un marcado intervencionismo por parte del gobierno de turno, el cual planteó una reforma la cual consistía fundamentalmente en “reducirlo todo a una marcada centralización y a un simplismo extremo, consistiendo la simplificación de la enseñanza en expulsar todo aquel fárrago desordenado de asignaturas programadas para los establecimientos de enseñanza, de cuyo seno se excluía a la mujer.”